martes, 23 de septiembre de 2008

Fragmento - intervención

El día martes a las 17 hs en el hall de la facultad de Ciencias Sociales un grupo de muchachos y chicas vestidos de negro fueron irrumpiendo de a poco en lo que es la vía de entrada. Llegaban también los estudiantes y profesores que comenzaban el turno de clases. Los de la cátedra “socio general” estaban enterados de que se realizaría algún tipo de intervención y esperaban a los costados. Algunos de los compañeros del grupo autoconvocados preguntaron por lo que estaba ocurriendo y se quedaron a mirar con curiosidad y buena onda. Lo mismo ocurrió con los compañeros militantes de agrupaciones políticas. El primer flaco de negro que llegó se quedó parado en la vereda junto a la entrada, luego entraron dos chicas en medio de un grupo importante de gente que ya había advertido que estaba ocurriendo algún tipo de intervención. Otro, con un overol, también negro, tenía un barbijo celeste colocado en su cara. Cuando hubieron llegado todos los del grupo “El entre” ( así se llaman y participa en él nuestro compañero Mariano quien fue el promotor y creador de la acción) quedaron en el medio del hall rodeados por un cantidad importante de estudiantes que crecía a medida que pasaban los minutos luego de las cinco . Estaban llegando a cursar y en muchos casos se quedaban tratando de averiguar que ocurría con tanta gente junta, que además estaban en silencio observando las acciones de los vestidos de negro. En un momento alguno de los de negro interpela suavemente al grupo preguntando en forma entre impersonal y emotiva: ¿qué conmueve? Y eso se repetirá varias veces, elevando el tono de voz, en el marco del silencio de los espectadores que ya son actores de un hecho conmocionante.
En una facultad con militancia política y con intervenciones públicas de muchos de sus referentes, con formulación de preguntas permanentes sobre la alienación, hay, por supuesto, zonas rutinizadas, prácticas que se realizan y sobre las que no se formulan preguntas. Hay doxas de diferente tipo: en el mundo de profesores, en el de los estudiantes y también en la cultura política general de nuestro ámbito. La interpelación en un espacio como el hall que también puede ser un lugar de escenificación de rutinas naturalizadas, le confiere a esta pregunta una extraordinaria potencialidad política: ¿qué conmueve? El contexto de sensibilización de importantes grupos de estudiantes en los días anteriores habilitaba aun más la formulación de esta pregunta: para el portador de sensibilidad política pero sin militancia orgánica que había participado directamente de la toma; para el que había circulado periféricamente y aun poseyendo esa sensibilidad acompañó la experiencia con alguna distancia; para el militante que estaba en esa vía de entrada como todos los días interpelando a sus compañeros oralmente, con afiches y con folletos, sobre diversas cuestiones que hacen a la cosa pública; para muchos otros que iban a su clase y simplemente presenciaron una ruptura del continuo de vida cotidiana a partir de un hecho artístico; en fin, para todos los que estábamos allí en ese momento, la pregunta “qué conmueve”, se constituyó en un elemento de esos que a veces producen magia social: generó silencio especialmente perceptible en un espacio corrientemente bullicioso, tuvo la atención que merecen esos hechos que bajo forma inesperada nos dicen algo que estábamos esperando que nos dijeran, que percibimos como murmullo, que a veces hasta ponemos en palabras parecidas, pero que necesita el colectivo para marcar clara, contundente y emotivamente un significado que no podía ser apresado.

Cuando las magia social de la constitución de un lazo coyuntural se había producido los de negro subieron la apuesta y comenzaron a interpelar a esos que ya éramos un grupo, con la palabra “nosotros”. “Y si fuese posible diríamos nosotros”, decía uno de los de negro. Y estaba nuevamente formulado como pregunta. El nosotros deseable, quizás posible, que encuentra obstáculos en los fragmentos, en los sujetos individuales desconcertados. Alguno de los de negro cae al piso y otro marca su lugar con una cinta con el mismo gesto impersonal que la policía científica marca el lugar en que yacía el cadáver para datear la investigación. Y se sigue formulando la pregunta con la palabra nosotros también bajo la forma de grito que llega del pasillo que va para la biblioteca.
En el mundo univesitario con potencialidades de politización, la búsqueda de algún nosotros está en un sinúmero de experiencias individuales y en la apuesta política que se ve a sí misma como ese nosotros potencial. En momentos de fragmentación y de deterioro de la práctica política, diferentes promesas de algún nosotros se pasean descarnadas, como frente de palacio armado para escenografía teatral, en el medio de un sinnúmero de individuos que las observan con distancia. Es en ese contexto que estos muchachos y chicas conmocionaron a un montón de personas que estábamos en el hall de la facultad de Sociales. En un momento se levantaron las remeras y pudimos ver que pegado en sus panzas había sobres blancos con un centro negro a la manera de lacre. Se arrancaron ese sobre, lo mostraron a todos con la mano en alto y luego lo fueron entregando, allí había una frase central de Edipo Rey de Sófocles (“Pronto saldrán a la luz otros males, queridos y no involuntarios. Y de las penas las que más afligen son, con mucho, las que se eligen por propia decisión”) y una cantidad de frases de diferentes autores ( de Nietzche, de Benjamin). Sin lugar a dudas se trató de una acción con vocación política que pudo construir una interpelación sobre preguntas básicas de la acción política, desde la acción. Pero claro es una acción cultural y política en el sentido más fuerte: El cuerpo no es aquí una expresión folk primitivista, sino una forma fundamental de la cultura, cuyas tradiciones magníficas pueden encontrarse en Sófocles y también en el estudiante anónimo de sociología que transforma en productiva esas tradiciones cuando las aleja de una iconografía cristalizada y las convierte en gesto vital, en acción cultural que es acción política. El grupo denominó a su acción “A muerto el rey ¡Qué viva el rey!. Una universidad que no sabe adónde va, que por situaciones dramáticas a perdido la capacidad de relacionarse productivamente con la sociedad, que está en un marco de estructuras reglamentarias que organizan la producción de conocimiento como un conglomerado de apuestas individuales, cuyas iniciativas productivas e interesantes están navegando en la fragmentación, sin lograr productividad cultural, tiene algo de rey muerto. La interpelación dramática por un nosotros en este momento de la universidad, ligada a puntas de grandes tradiciones, convierten a este hecho en una revalorización extraordinaria de la práctica política alumbrada por cuestiones trascendentes. Se pone el cuerpo militantemente en la práctica política aunque es verdad que en momentos de deterioro, esto puede ser un simple "estar haciendo" casi como un fin en sí mismo. Cuando ese cuerpo está informado por elementos de esas grandes tradiciones que irremediablemente se vivifican transformándose en la práctica concreta, seguramente es otra cosa y no carece de potencialidad. En el hall de sociales, ese martes 23 de setiembre de 2008 a las 5 de la tarde, un grupo de chicas y muchachos vestidos de negro, produjeron un hecho artístico significativo que a la vez fue, un hecho político significativo.

LR

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