jueves, 31 de diciembre de 2015


“Resumen Latinoamericano y del tercer mundo” Nº 139, agosto de 2015
La actualización de viejas preguntas a la democracia liberal
Lucas Rubinich
Sociólogo, profesor de la carrera de sociología UBA, investigador del Instituto de investigaciones GinoGermani UBA

Cómo se impide que pequeños grupos, conformados por ciudadanos miembros de
corporaciones con poder económico,  hagan sentir su peso con mucha más efectividad y
contundencia en las decisiones que afectan al conjunto de la sociedad que una masa de
desagregada de la mayoría de ciudadanos comunes que ha delegado el gobierno en
agentes sociales que actúan como sus representantes. Esta es una vieja pregunta que
muchas veces adquiere formas de sentido común antipolítico cuando se acompaña de
rápidas respuestas pesimistas, pero también tiene dimensiones problemáticas de simple
formulación que pueden ser reactualizadas en el presente habilitadas por los profundos
cambios que vienen ocurriendo desde hace más de tres décadas y que afectan el sistema
socioeconómico en su conjunto y en ese marco también al sistema político democrático
realmente existente.
Esa dimensión problemática tuvo poca densidad en los debates de las últimas décadas
en Argentina, porque la experiencia inaugurada en 1983, se construye de manera
compleja sobre una situación en la que, por lo menos dos elementos significativos,
actúan prácticamente inhibiéndola  o deslegitimando algún intento extemporáneo de
recolocarla en la mesa de discusión. El primer elemento, es la derrota de las
experiencias revolucionarias, que sí habían mirado críticamente las formas que
llamaban democracias burguesas realizadas concretamente de manera imperfecta, y
custodiadas por el partido militar. El segundo, es el desprestigio y, de hecho, la
desaparición de ese partido militar. Sin partido militar, y desvalorizadas políticamente
las experiencias revolucionarias que habían elaborado complejas visiones críticas sobre
el orden imperante y sobre el conjunto de instituciones que lo conformaban, los partidos
políticos tradicionales de la Argentina, se encontraban con la posibilidad de desplegar
sus acciones en un escenario relativamente ideal de libro de instrucción cívica. Ya no
eran obstáculos, ni la crítica desde las miradas radicalizadas, ni la posibilidad del censor
militar de anular el juego frente a  los intentos de modificar relaciones de fuerza
valiéndose de las herramientas de esa imperfecta democracia representativa.
Pero esta situación ideal fue apenas una ilusión socialdemócrata pasajera, que sería
azotada por nuevos vientos cuestionadores que adquirían una fuerza y una extensión
extraordinaria luego de la caída del muro de Berlín. Los nuevos aires la emprendían
contra todas las instituciones del viejo orden que  apareciesen como restrictivas a la
libertad individual. En ellas se incluían también las estructuras de los sindicatos y los
partidos políticos, aunque por supuesto, no había esa animadversión hacia otras
asociaciones intermedias como las corporaciones que resultaban del ejercicio de las
formas nombradas como libertad económica. Las críticas a los partidos ideológicos, a
los partidos llamados populistas, el cuestionamiento a las listas sábanas, la institución
de las internas abiertas, estaban dirigidas a destruir las viejas estructuras partidarias que
resultaban opresivas para el actor central al que se le construía un nuevo escenario para
que pudiera desplegar sus potencialidades: el individuo
La pregunta del inicio entonces no es nueva, pero es pertinente porque en su momento
se la utilizó para hacer evidente la ficcionalidad del modelo ideal de la doctrina
democrática sostenida en la hipótesis del individuo soberano que pacta con otros
individuos soberanos y donde no hay asociaciones intermedias entre el ciudadano y sus
representantes. En la práctica concreta, las democracias realmente existentes, dijo
Norberto Bobbio, son un modelo totalmente opuesto, ya que distinto tipo de
asociaciones desde corporaciones económicas, hasta sindicatos y partidos se convierten
en sujetos cada vez más políticamente relevantes, mientras que los individuos lo son
menos. Y, en verdad, la cuestión pasa a ser entonces, que posibilidades de expresión
hay de los distintos sectores sociales a través de estas asociaciones políticamente
relevantes.
Porque, desde ya que hay diferencias entre esas asociaciones que son políticamente
relevantes. Y las diferencias se hacen muy significativas si se considera  una cuestión
central de la lucha política, como lo son las condiciones de producción de la opinión de
los grupos dominados. Dice el sociólogo Pierre Bourdieu “El modo de producción
atomístico y agregativo querido por la visión liberal es favorable a los dominantes  que
tienen  interés  en  el  laisser-faire  y pueden  contentarse  con  estrategias individuales
(de reproducción) porque el orden social, la estructura, juega en su favor. Por el
contrario, para los dominados, las estrategias individuales, protesta, derrame, frenado,
etc., y todas  las  formas  de  la  lucha  de  clases  cotidiana  son  poco  eficaces.  Ellos
no  pueden  tener estrategias eficaces más que colectivas, y que suponen pues
estrategias de construcción de la opinión colectiva y de su expresión.”
Las formas que potencialmente contribuían a desarrollar estrategias de construcción de
la opinión colectiva sobreviven con distintos grados de debilidad en las diversas
sociedades nacionales. Por distintos motivos, en los que deben incluirse centralmente,
los cambios económicos que resultan en transformaciones del trabajo y la producción y
el deterioro de tradiciones que reivindicaban la construcción de colectivos sociales
como herramienta para luchar por mejores condiciones de vida de la humanidad, las
instituciones relevantes de la lucha política  que posibilitaba la participación popular se
han deteriorado fuertemente. Y el deterioro ha sido estructural y político cultural.
En el caso argentino las transformaciones de los partidos sostenidos en los residuos de
sus tradiciones, que apenas pueden producir alguna mínima ilusión de pertenencia a un
colectivo tras banderas deshilachadas; fragmentados, y con el objetivo real de
conquistar una porción del estado, posibilitan el surgimiento de individuos que
eventualmente se transforman en profesionales de la política y cuya experiencia puede
ser ofrecida a los distintos espacios en función, entre otras cosas, de su capacidad para
interpelar y seducir a un electorado de individuos adicionados por algunas opiniones
que no expresan una opinión construida colectivamente. Son individuos de la clase
política que no portan una bandera, sino que atienden a una suma de individuos y en
todo caso a fracciones de individuos agrupados circunstancialmente en torno a un
reclamo.
Es verdad que aun en estas circunstancias puede darse alguna relativa autonomía de ese
mundo político a través del manejo de algunos recursos estatales y también mediante
algún liderazgo que, aun sin partido, pueda generar ciertos religamientos en una masa
de individuos. Pero lo que es cierto, es que esa masa de individuos, en tanto no
encuentre la posibilidad de crear espacios que permitan la construcción de opinión
colectiva, no poseen la capacidad de presionar a ese líder, de transformarlo, si se quiere
en términos ideales, en portavoz de esa opinión colectiva. Simplemente porque no hay
opinión construida colectivamente, sino reclamos circunstanciales de una masa de
individuos que puede eventualmente producir empatía con algún liderazgo que atienda
esos reclamos y expectativas diversas
En esa situación, los sectores dominados de la sociedad están en un estado de
extraordinaria desventaja frente a las diversas categorías dominantes actuantes en las
sociedades contemporáneas, que bajo distintas formas, no solo influyen en el
administrador circunstancial del estado, sino que como nunca y sin mediaciones a través
de diferentes corporaciones de medios de comunicación de masas, participan en la lucha
política directa con más efectividad que a través de las instituciones formalmente
representativas vacías de contenidos colectivos.
A partir de la experiencia argentina de estos treinta años es posible imaginar que estén
apareciendo condiciones que habiliten a preguntarse por las formas de la participación
de los ciudadanos en las decisiones que atañen al conjunto de la sociedad. Es más,
resulta indispensable que el sistema democrático realmente existente sea interpelado
críticamente si es que piensa en la posibilidad de intervención real de la mayoría de la
población en las luchas políticas densas. Y esto último no supone la competencia por la
administración de un estado de cosas dado, sino en el sentido más fuerte, luchas por
imponer principios de visión y división del mundo.

Bourdieu, Pierre, 2000: Formas de acción política y modos de existencia de grupos. En
“Sobre el campo político”, Presses universitaires de Lyon, Lyon

lunes, 20 de abril de 2015



“El conocimiento de las ciencias sociales y la vida pública”
Debates del CECYP en el Germani
Primera reunión. Lunes 20 de abril, 18,30 hs aula 1
Mariana Heredia, "Más allá de la oligarquía agropecuaria: las clases altas hoy"
Este ciclo de charlas se propone abordar, desde la especificidad del conocimiento de las ciencias sociales, elementos de algunas cuestiones que tienen presencia fuerte en la vida pública contemporánea.
Esta especificidad que le da sentido al debate se construye, por supuesto, con condicionamientos diversos, entre los que las particularidades del momento histórico no son menores. El hecho de estar atravesando un fin de época en que lo viejo no termina de morir pero lo nuevo se vislumbra más por el desfasajes de las prácticas en relación a instituciones del viejo orden, que por los reflejos de alguna alborada futura, produce distintos desacomodamientos en la sociedad en general y en el campo académico y cultural en particular. Los debates, no escapan a estos desacomodamientos, que se manifiestan, produciendo desconcierto y bajo interés, cuando los agentes culturales llegan a la arena pública sin otro pertrecho que una parcial voluntad ciudadana y una autoridad cultural( la del intelectual) a la que no es difícil encontrarle marcas que den cuenta de su deterioro.
Esta propuesta, realizada por un grupo con clara identidad académica, tiene como intención distanciarse, tanto de la legítima y exhaustiva exposición de la clase magistral o el seminario intensivo, como del discurso mimetizado con algunas de las formas sesgadamente crudas del debate político cultural. La apuesta, por el contrario, supone poner sobre una mesa de pares, algunos elementos presentes en la vida pública problematizados desde herramientas de la teoría social, que permitan, entonces, confrontar con sentidos comunes portadores de cierta legitimidad política y cultural
Las exposiciones serán de media hora y un comentarista introducirá al debate posterior
Abril
Lunes 20 de abril
Mariana Heredia, "Más allá de la oligarquía agropecuaria: las clases altas hoy"
(Afiche: Pomaroila Talk 2015)
mayo
Gabriel Vommaro
“¿Qué hay de nuevo en las nuevas derechas”. Algunas cosas que puede ayudarnos a pensar la sociología.
Lucas Rubinich
“Cambios en el desempeño del papel intelectual: de Sartre a Human Rights”
Junio
Nicolás Viotti
“Sociología, mirada ilustrada y relativismo cultural: una falsa dicotomía”
Florencia Arancibia
“Glisfosato: Tensiones entre campo académico, las políticas públicas y los movimientos sociales”
Julio
Claudio Benzecry
“Pasiones igualitarias: analogías entre el mundo del fútbol y los fanáticos de la ópera”
Agosto
Pablo Semán
“El concepto de hegemonía en las ciencias sociales. Una interrogación crítica”
Setiembre
José Casco
“Opinión pública, medios y ciencias sociales”

domingo, 29 de marzo de 2015

LUNES 30 de MARZO de 2015 de 18 A 20 HS.
Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG/UBA), Uriburu 950, 6º piso, AULA 1
"Oscar Terán en sus años sesenta: marxismo, socialismo y peronismo"
Omar Acha
Coordinan: Lucas Rubinich (IIGG, UBA), José María Casco (UNLAM-UNSAM), Jimena
Montaña (CHI-UNQ/CONICET) y Mariano Zarowsky (UBA/CONICET).
Los invitamos a participar del primer encuentro del Seminario “Intelectuales, política y cultura de izquierda en Argentina y América Latina” a realizarse a partir de este año en el marco del CECYP (Grupo de Estudios en Cultura, Economía y Política) perteneciente al Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA.
En esta oportunidad, Omar Acha (UBA/CONICET) presentará un texto que constituye un fragmento del primer y más extenso ensayo de un libro aún en preparación titulado Cambiar de ideas. Cuatro tentativas sobre Oscar Terán.
Les pedimos a aquellos que quieran participar del encuentro que nos escriban confirmando asistencia a: jmontana@gmail.com, pepe_casco@yahoo.com.ar o marianozarowsky@yahoo.com.ar para que les mandemos el artículo.
Grupo de Estudios en Cultura, Economía y Política
Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA
J. E. Uriburu 950 6° - C1114AAD - CABA - ARG
cecypiigg.sociales.uba.ar cecyp@sociales.uba.ar