martes, 8 de octubre de 2013

“Las oposiciones internas a las políticas de Estado en EEUU. El problema de los migrantes.” Luis Barrios


“Las oposiciones internas a las políticas de Estado en EEUU. El problema de los migrantes.”
Luis Barrios
Conferencia jueves 10 de octubre, 17hs. En el teórico de Sociología General

Luis Barrios es Profesor de la facultad John Jay de la Universidad de la ciudad de Nueva York
Sacerdote de la iglesia episcopal St Mary de Manhattan
Intelectual nacido en Puerto Rico. Sus compañeros dicen que es un académico activista, un sacerdote activista y un activista comunitario
Es un ex prisionero de conciencia del movimiento para cerrar la Escuela de las Américas-SOAW en 2008 y Co-Director Ejecutivo de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria-IFCO-Pastores por la Paz. Forma parte de la experiencia y del movimiento Occupy Wall Street.

Jueves 10 de octubre, 17 hs.
Actividad especial de la materia Sociología General, Cátedra Rubinich
Aula Kosteki y Santillán. Planta baja.
Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Marcelo T. de Alvear 2230 Planta Baja.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Obra: Placita Garay Pomarola Talk, cartoncito de nike 13x 8cm

miércoles, 2 de octubre de 2013

Cinco proposiciones sobre la democratización de la UBA.

Cinco proposiciones sobre la democratización de la UBA.
Marcelo Langieri

Primera proposición: el reglamento electoral vigente en la Universidad de Buenos Aires es la expresión notoria de un sistema de relaciones políticas elitista y antidemocrático.
Las autoridades de la Universidad vienen postergando indefinidamente el tratamiento de una reforma política que adecue sus estructuras y funcionamiento a mecanismos ágiles y democráticos que permitan y faciliten la participación del conjunto de la comunidad académica.
Esta postergación no hace más que agravar un cuadro de decadencia institucional que, combinando formas de tensión e indiferencia, opaca la vida universitaria y le hace perder relevancia a la UBA en el sistema universitario nacional e internacional. La UBA vive culturalmente de su prestigio pretérito y no se adecua a la realidad de una universidad de masas con más de 300 mil estudiantes, miles de profesores precarizados política y académicamente y vastos sectores de la comunidad marginados.
La democratización es una de las asignaturas pendientes que tarde o temprano su comunidad le va a reclamar para ponerla a la altura de los tiempos y de su historia.

Segunda proposición:
las experiencias parciales de democratización realizadas en algunas unidades académicas son parte de un proceso progresivo cuyo análisis y evaluación resulta una contribución significativa para abordar las cuestiones a resolver.
El ejercicio de consulta directa a los claustros para la elección de directores de carreras de la Facultad de Ciencias Sociales constituye uno de los hechos recientes más novedosos y democratizadores de la UBA.
La implementación de un mecanismo de elección directa con voto ponderado, de acuerdo al peso cuantitativo de cada claustro, quiebra el procedimiento de elección mediante colegio electoral resguardando la existencia y representatividad de los distintos claustros y estableciendo un equilibrio en la representación en los órganos de gobierno más allá de la composición cuantitativa de cada uno de los ellos.
Estos procedimientos se llevan adelante mediante reglamentaciones Ad Hoc, con un alto consenso en la comunidad académica y yendo más allá de la letra de las reglamentaciones vigentes. Estas experiencias ponen de manifiesto el arcaísmo de una reglamentación que empuja a sus integrantes a encontrar subterfugios que le permitan soluciones superadoras a los problemas políticos existentes.

Tercera proposición:
El proceso histórico de implementación de la consulta directa a los claustros tuvo su inicio en la Carrera de Sociología en los años 2001 y 2002 cuando los representantes estudiantiles de su Junta consultiva, pertenecientes a distintas tendencias, negaron el quórum reclamando la elección directa del director.
El clima de politización existente en la época fue fundamental para la puesta en movimiento de una corriente de opinión que potenció al movimiento estudiantil y generó un importante consenso en la comunidad académica de la Facultad de Ciencias Sociales. La Carrera de Sociología fue el ojo de tormenta del movimiento democratizador que levantaba la bandera de la elección directa de los directores de carrera.
En la implementación de la protesta tuvieron gran importancia los mecanismos adoptados por los estudiantes. Ello fue así: 1. Porque procedieron con unidad de acción, más allá de la composición heterogénea de la representación estudiantil – contenía desde agrupaciones independientes del nacionalismo popular hasta agrupaciones trotskistas clásicas. 2. Porque utilizaron los recursos legales de funcionamiento de la Junta. El uso oportuno del quórum les permitió impedir que se eligiera indirectamente al director. No apartarse de los recursos legales les permitió poner en crisis a la Junta y preservarse políticamente.
Esta estrategia fue viable por el clima político general de la época y específicamente porque la elección directa fue sumando apoyos y extendiendo su influencia dentro y fuera de la carrera de sociología. Ello contribuyó a aislar políticamente a los sectores de profesores y graduados representados en la Junta que habían asumido posturas conservadoras. El arma legal del manejo del quórum se fue legitimando políticamente y fue clave para crear un nuevo escenario democratizador. Así, el viejo escenario se quebraba y dejaba de ser viable. La crisis posterior tuvo distintos episodios, propios de un proceso de transición, e incluyó un pacto de gobernabilidad a través de una codirección entre un representante docente de un sector del movimiento estudiantil -elegido mediante una consulta parcial organizada un sector estudiantil- y un profesor afín al proceso de democratización. Este capítulo contó con un precario apoyo y estuvo dominado por políticas que lo llevaron al aislamiento. A pesar de estas vicisitudes el movimiento tuvo energías y contención para reencauzarse y desembocar en la adopción del sistema de consulta directa a los claustros para la elección de director.

Cuarta proposición
: el principio fundante de la ciudadanía liberal “un hombre un voto” refiere a una situación de igualación de derechos dentro de la sociedad civil que no es homologable a la forma que adopta la participación en una comunidad ligada por lazos académicos específicos y organizada en función de roles fundados en procesos meritocráticos. La participación en este proceso genera las posiciones diferenciadas de estudiante o profesor cuya pertenencia se diferencia cuantitativamente en el número y cualitativamente en la trayectoria.
Que la práctica concreta haya desvirtuado estos principios y que no se responda a las necesidades actuales de miles de docentes que no están encuadrados en el claustro correspondiente no es razón valedera para desconocer la naturaleza de la relación de los claustros en el seno de la universidad.
Claus Offe señala en su trabajo sobre las lógicas de la acción colectiva que “hay dos categorías de errores o equivocaciones de los que podríamos ser víctimas como científicos sociales. Una de ellas es concebir lo igual como jerárquico –el error de los defensores reaccionarios del viejo orden. La otra es la de igualar, desde el
punto de vista conceptual, los elementos que, de hecho, siguen siendo una estructura jerárquica –el argumento de los ideólogos liberales.
El riesgo principal de la “igualación” de lo “desigual” es la dilución del claustro de profesores por la regla del número: la UBA tiene 300 mil estudiantes y menos de 30 mil docentes, si se los considerara hipotéticamente a todos ellos en un mismo claustro.
La igualación de lo diferente desconoce que en la universidad los individuos están agrupados en ámbitos específicos, los claustros, y que la distinción de las especificidades es una forma de reconocimiento a la existencia política y académica de distintas realidades. Realidades cuya presencia genuina debería garantizar la diversificación de la representación en el seno de los órganos de gobierno de la universidad y un peso equitativo de cada uno de ellos. Bueno es decir que las relaciones actuales expresan intereses minoritarios de grupos profesorales y que el propio carácter elitista del claustro -sólo pertenecen los profesores regulares, que tienen una representación mayoritaria en los órganos de gobierno- atenta contra un funcionamiento abierto y democrático. No por ello debe arrojarse al niño junto al agua sucia de la bañadera, de lo que se trata no es de diluir a los claustros sino de democratizarlos.
La elección mediante un hombre un voto significa la licuación de los claustros en base al número. Los términos de igualación deben realizarse de tal manera que se preserve la identidad y existencia de cada uno de los campos que componen a la universidad.

Quinta proposición:
El reglamento electoral de la UBA además de sostener la elección indirecta del rector privilegia al claustro de profesores -integrado exclusivamente por los docentes regulares -titulares, asociados y adjuntos- a quienes le da una representación mayoritaria en los órganos de gobierno. Esta relación se ve fuertemente morigerada en el reglamento Ad Hoc de las Juntas de Carrera de la Facultad de Ciencias Sociales donde la representación de los claustros es igualitaria. Además de instituirse la elección directa de los directores. Este reglamento habilita también el voto de todos los profesores, sean regulares o interinos.
La democratización de las estructuras de gobierno de la UBA tiene al actual claustro de profesores como su principal obstáculo y su más importante destinatario. Pero la democratización no puede confundirse con la licuación del claustro mediante su dilución y virtual desaparición política. Por el contrario, las iniciativas políticas que diluyen la participación de los profesores so pretexto de la democratización, cuya máxima expresión es la consigna “un hombre un voto”, son hábilmente utilizados por las grupos hegemónicos para galvanizar posiciones en torno a visiones defensivas y regresivas.
El desafío de elaborar una propuesta superadora para el claustro debería pasar por una instancia capaz de contener, sin restricciones, al conjunto de la realidad docente. Otras universidades nacionales han reformado sus estatutos para permitir la formación de claustros únicos docentes con la participación de todos sus integrantes sean profesores o auxiliares docentes, regulares o interinos.
Una reforma de esta naturaleza implicaría la reformulación del claustro de graduados, que hoy expresa a los auxiliares docentes como graduados y no como lo que en realidad son, docentes. Es decir, desnaturalizando su condición principal.
Por último, una reforma democratizadora de la vida política de la UBA no puede dejar de incluir a los trabajadores no docentes en los órganos de gobierno.


Marcelo Langieri 1 de octubre de 2013
Obra: sin título, 2012 (lapicera, marcadores y témpera en sobre de carta blanco)
Artista: Pomarola Talk