Nadia estaba lindísima con un vestido tipo uniforme hot. O azafata sexi, como dijo Lucas. Todos revoloteaban alrededor de ella y también del vino. Un poco más tarde vino Lucas. Mariela, esperadísima, no vino. Y Lucía, igual de esperada, igual no vino. Angel Jara, qué angel, se quedó cuidando a su mujer. y Luquitas R, pobrecito, no pudo venir porque estaba trabajado. Sí estuvimos todos los demás. Y brindamos con rico vino y nos encantó la obra de Nadia, de perfección, tiempo y geometría. El techo chocho. Fue el reflejo perfeccionado, caleidoscopio vivo de las paredes de alrededor. Nadia piensa con su obra, lo que tenemos en común. Un color un poco triste, un inconciente estético impensado nos envuelve acá en sociales. Somos algo marcianos, y otro algo apagados y pacatos. Pero Nadia nos mira con amor y mucho humor. Y nos pone arriba, trepando los techos, en un espejo hermoseado por ella.
Vengan a ver la obra de Nadia que está buenísima!!!
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