Sobre Eros, de Diego Bugallo
Paticio Dean
La tradición estética moderna desde Kant y Schopenhauer, reprimió lo explícito, el
realismo sin mediaciones porque producía sensaciones que no atendían a la
especificidad humana relativa al aspecto intelectual y se dirigía directamente
a las sensaciones, a los sentimientos. Macedonio Fernández en Teoría de la Novela , lo manifestaba
explícitamente: "Todo el arte está en la Versión o Técnica, es
decir, en lo indirecto, y el horror del arte es el relato y la descripción, la
imitación del gesto y las inflexiones de la voz, como fín en sí; hacernos ir a
la platea para ver allí lo mismo que vemos en la calle y en casa, los cuentos
de familia y los monstruosos o espeluznantes crímenes de
las crónicas policiales de los diarios. La música no debe llorar para hacer
llorar: el bandoneón que gime, el violoncello que rechina simulando ira, el
órgano constantemente trémulo y debatiéndose en ahogos, no son arte". Como
la obra es una construcción, más allá de que exista una referencia como puede
ser la imagen de una felatio, el sentido de la obra está en los materiales y en
la forma en la que esos materiales se utilizan en ese proceso de construcción.
Una técnica clásica, artesanal, como el grabado, es el medio para construir un
objeto artístico que se sostiene en los dichos de Macedonio, pero de una manera
compleja, porque hay un movimiento de acercamiento y a la vez distanciamiento
del sentido común que se torna un juego de seducción, y entonces es doblemente
problematizador, primero porque ese juego con la referencia común que dice ser
lo que ya no es, y segundo, porque, al fin y al cabo, construye otra cosa que de
algún modo le restituye la vitalidad a gestos que la habían perdido.
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